El dolor es uno de los síntomas más frecuentes en medicina, y su alivio constituye un desafío para cualquier profesional sanitario. Lograr reducirlo o erradicarlo es un claro indicador de buena práctica clínica y de calidad asistencial.
El término dolor abarca un amplio espectro de sensaciones, desde una leve molestia —como un pinchazo, un golpe o una pequeña quemadura— hasta síndromes complejos, como el dolor del miembro fantasma.
Se trata de una experiencia subjetiva, diferente en cada persona. Solo al ponernos en la piel del paciente podemos comprender cuán intenso y limitante puede llegar a ser.
La Unidad del Dolor es un servicio especializado que atiende a pacientes con:
Dolor agudo
Dolor postoperatorio
Dolor crónico
Está integrada por médicos anestesiólogos y personal de enfermería especializado, y en muchos casos cuenta con el apoyo de otros profesionales, como rehabilitadores, psicólogos y fisioterapeutas.
Nuestro abordaje incluye:
Valoración individualizada
Diseño de un plan terapéutico personalizado según las necesidades y circunstancias de cada paciente
Coordinación con atención primaria y otras especialidades
La elevada prevalencia del dolor crónico exige un enfoque biopsicosocial, que contemple factores biológicos, psicológicos, conductuales, sociales y culturales, y que se beneficie del trabajo en equipo multidisciplinar.
Entre los problemas más habituales tratados en la Unidad del Dolor destacan:
Síndromes dolorosos generalizados
Neuralgias (trigémino, postherpética, craneofaciales)
Cefaleas primarias y dolor musculoesquelético en cabeza y cuello
Lumbalgias (neuropáticas, musculoesqueléticas o psicogénicas)
Dolor neuropático en extremidades, región inguinal o perineal
Dolor isquémico (insuficiencia arterial)
Dolor psicógeno (cefálico, torácico, lumbar)
Síndrome de dolor regional complejo
Dolor oncológico refractario
Síndrome miofascial y otros procesos musculoesqueléticos
Bloqueos epidurales: Administración de anestésicos, corticoides, opioides u otros fármacos en el espacio epidural.
Bloqueos periféricos: Inyección en el trayecto de un nervio afectado.
Bombas intratecales: Liberación continua de fármacos en el líquido cefalorraquídeo.
Estimuladores medulares (“marcapasos del dolor”): Impulsos eléctricos que bloquean la transmisión del dolor.
Radiofrecuencia: Ondas que destruyen selectivamente fibras nerviosas responsables del dolor.
Tratamientos biológicos
Ozonoterapia
Iontoforesis: Administración transdérmica de fármacos mediante corriente eléctrica.
Perfusión intravenosa de lidocaína: Indicada en dolor neuropático refractario (fibromialgia, neuralgias).