Si vas a empezar a hacer deporte… ¡pon tu corazón a prueba! Juaneda
Clínica Juaneda

Si vas a empezar a hacer deporte… ¡pon tu corazón a prueba!

“Uno de mis pacientes, un hombre joven y acostumbrado a correr en maratones, se quejó de que su rendimiento había bajado mucho. Hacía unos meses que se cansaba al empezar a correr, y pocos días antes de venir a la consulta, sólo por caminar un poco o subir unas escaleras, ya le dolía el pecho”.

El Dr. Andrés Glenny Faggi, especialista en Cardiología y con gran experiencia en el campo de la Medicina Deportiva, explica que este caso en concreto es un enorme indicador de que algo no funciona como debería. 

La prevención, para este paciente, fue clave. Se detectó el problema y se pudo solucionar a tiempo.

¿Y qué pasa cuando una persona que no está acostumbrada decide empezar a practicar un deporte? Para el Dr. Andrés Glenny Faggi es muy importante empezar con buen pie, sabiendo que el corazón funciona perfectamente y que no nos va a dar ningún susto.

“Lo más básico, antes de empezar a practicar deporte, es tener una visión de todos los antecedentes familiares de la persona, y hacer la prueba más elemental, que es un electrocardiograma. Así se descartan soplos y otras afecciones que podrían empeorar con el esfuerzo físico”.

Con esta información se puede alentar al futuro deportista a empezar su actividad, pero siempre utilizando el sentido común como bandera.

Las personas que ya practican deporte de manera habitual pueden hacerse un ecocardiograma. “En esta prueba -explica el doctor- se puede establecer si el corazón es más grande o pequeño de lo normal, si alguna válvula tiene alguna obstrucción parcial, o si alguna parte se contrae de manera anormal”.

Y si no hablamos de deportistas novatos o eventuales, sino de personas que compiten habitualmente, es necesario, además, añadir una prueba de esfuerzo que descarte las arritmias o el sufrimiento cardiaco.

Para el Dr. Andrés Glenny Faggi también se puede hacer una prueba más, con consumo de oxígeno, que determinaría cuál es el estado físico del paciente, aunque no los riesgos que puede padecer en la práctica deportiva.

Se trata de pruebas muy sencillas, que se pueden hacer en una tarde.

“A un chico joven, que practica deporte de manera habitual pero que no compite, bastaría con hacerle un electro. Para una persona que va a competir, necesitamos saber un poco más, así que recomendamos, al menos, un ecocardiograma y una prueba de esfuerzo”.

Los riesgos de no hacerse estas pruebas pasan por patologías silentes, como tener una arteria obstruida parcialmente o un defecto coronario, que pueden empeorar con la práctica del deporte.

Además, estas pruebas pueden prevenir la muerte súbita, que puede afectar tanto a una persona que no hace deporte jamás, como a un futbolista que cae redondo en el campo de juego, a pesar de pasar por muchísimos controles.

“En general -explica el doctor- para personas sin antecedentes personales o familiares, es necesario hacerse un electrocardiograma cada año, y un ecocardiograma cada cinco años, y por supuesto, seguir las señales del cuerpo”.

Es decir:

Si al practicar deporte cambia el rendimiento: antes podía hacer esto, ahora no puedo.

Si se registra una presión en el pecho, en el cuello o en la mandíbula, no necesariamente un dolor, sino una molestia que cesa en cuanto acaba el esfuerzo físico.

Cuando se produce una pérdida de consciencia o desmayo, teniendo en cuenta que el deporte sube la presión, y no al contrario.

Si se sufre de falta de aire…

Hay que acudir a hacerse las pruebas pertinentes a un centro especializado.


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